Andrés de Santa María. Pintor Colombiano de resonancia mundial – Eduardo Serrano
Museo de Arte Moderno de Bogotá. Novus ediciones. 1988. 250 páginas. Tapa dura con sobrecubierta.
$150.000El precio original era: $150.000.$120.000El precio actual es: $120.000.
Hernando Tejada (1924-1998) fue uno de los artistas colombianos más importantes durante los años sesenta y setenta. Este libro presenta la obra del artista ilustrada con fotografías de Hernán Díaz.
Hacia los años cuarenta y cincuenta del pasado siglo, el arte colombiano inicia un profundo proceso de renovación que le permitirá liberarse de las rígidas estructuras académicas vigentes y abrirse paso hacia la modernidad que avanzaba sin barreras en el mundo. Entre el grupo de artistas que en ese momento asumieron con decisión esta lucha generacional, destaca la figura de Ignacio Gómez Jaramillo.
Volvamos a 1980. En colombia la pintura estaba en crisis, la escultura decala, el dibujo se refugiaba en unos pocos nombres. Eran los años del arte conceptual y su desmaterialización del mundo; del body art y su flagelación del cuerpo; de los happenings y su desplazamiento del museo. No sólo se habían desarrollado nuevos materiales como soporte, sino que la idea misma de “”artistico”” habia sufrido una metamorfosis radical.
A fines de febrero de 1989, estudios tecnicos s.a. Completa 25 años de presencia permanente en el escenario de la Ingenieria colombiana. Como testimonio del aprecio por todas aquellas personas que han hecho posible alcanzar tal aniversario en plena vitalidad y desarrollo. Estudios tecnicos ofrece con inmenso agrado a sus amigos el presente libro de arte colombiano que describe nuestro medio para la época que siguió inmediatamente a nuestra Independencia.
Todo en la fascinante obra de Santiago Cárdenas escapa al preconcepto porque todo en su evolución es novedoso. No se trata sólo de su fecunda confluencia entre lo clásico y lo moderno, ni de su inigualada perfección técnica, evidente en la confección de cada cuadro, sino del empeño obsesivo por desmenuzar el color y la luz para reinventar los objetos y la figura humana a partir de una simple evocación, de un fugaz reflejo, que produce como en un juego de ilusionismo la imantación inevitable del espectador.