En este libro se abre un juicio al entorno político del personaje, con lo cual se logra la biografía de su época, a tiempo que se toma al biografiado como eje a cuyo alrededor se desenvuelve el mundo de los intereses políticos en los cuales participa desde un punto de vista heroico-militar, sin entender jamás la mecánica que sustituye la esencia de tal actividad.
Este libro contiene, hasta donde las someras investigaciones del autor han llegado, los nombres y obras de quienes en Antioquia han escrito hasta la fecha de edición. No se trata de un diccionario de literatura -librenos Dios de tanta sapiencia- sino de un libro que busca hacer recordar a quienes en nuestro departamento se han preocupado por dar lustre al idioma en sus diferentes manifestaciones.
«El Hermafrodita dormido es una de las obras más llamativas en la producción de Fernando González. La primera edición consta de doscientas veintitrés páginas con doce ilustraciones que reproducen las esculturas vistas por el escritor en colecciones italianas durante su estadía como cónsul en Génova. Estos objetos gráficos, de autor desconocido, deben entenderse no solo como un recurso editorial habitual en ediciones de la época, con el que se buscaba poner al lector en contacto “más directo” con el arte referido. Se trata, más bien, de la declaración de dependencia con el tema más importante del libro: la belleza en la escultura clásica (1).
Es justamente esa diversidad la que evidencia la riqueza y la vitalidad del español que hablamos los colombianos. ¿Qué culpa tiene un lagarto para que se le asocie con lo más despreciable de la lambonería? ¿Cuántas y cuáles expresiones tenemos para nombrar lo que en Cali se conoce como chingue? ¿Qué diferencias por regiones existen cuando nos insultamos más vulgarmente? Estas y muchas más preguntas sobre nuestro curioso español son las que responde este libro, a la vez erudito y divertido.