Como las citadas obras clásicas, además de un ingenioso planteamiento, Autobiografía de una pulga posee todos los elementos que caracterizan a la novela erótica inglesa de finales del siglo XIX: cándidas jovencitas, damas que engañan a sus maridos, clérigos sin escrúpulos y hazañas eróticas desmesuradas.
Este «Diario», que hizo germinar en la mete de Nabokov al personaje de Lolita, no es otro que Confesión sexual de un anónimo ruso. Por eso no pudo ocultar la admiración que este libro suscitó en él : «Las aventuras amorosas del ruso me entusiasmaron. Son maravillosamente divertidas. Siendo adolescente debió de tener la suerte extraordinaria de encontrarse con niñas de reacciones excepcionalmente rápidas y generosas».
Emmanuelle cree que domina ya el arte de amar: imagina que ya ha probado todo cuanto había que probar, y el consentimiento de su marido a todo lo que ella hace la lleva a disfrutar cada vez más de su cuerpo… con todos los que la requieren. Pero Mario la enfrenta a nuevos retos.
Esta es la historia de la intrépida vida erótica del célebre Charlie, quien empezó a los 14 años con una mujer recién casada, amiga de su madre y su huésped durante la luna de miel. Poco después —avispado aprendiz— practicó con su atractiva institutriz. Insaciable, pronto consiguió que sus propias hermanas le entregaran su virginidad. Nueva institutriz, y, naturalmente, otra oportunidad de ampliar sus conocimientos.
Uno de los grandes clásicos de la literatura erótica europea.
“Esta es la única autobiografía femenina que pude compararse a las Confesiones de Jean-Jacques Rousseau o a las célebres Memorias de Casanova” escribe Guillaume Apollinaire en el prólogo de este libro a la edición francesa de 1913.
Lo que convierte estas Memorias en un texto digno del comentario de Apollinaire —y no es una simple narración de experiencias eróticas— es su categoría de meditación sobre las relaciones sexuales, sus represiones, sus conflictos, sus obligadas astucias, así como de reflexión sobre las costumbres sexuales en los distintos países que recorre a lo largo de estas confesiones.
En La sonrisa vertical no podía faltar esta obra clásica de la literatura erótica contemporánea. Tras un largo rodeo y un camino incierto, aquí tenemos por fin Roberte, esta noche, para mayor gozo de los fieles lectores de esta colección. Pierre Klossowski, de origen polaco y nacionalizado francés, además de escritor de culto, admirado y reverenciado en todo el mundo, es también un pintor muy notable y algo inquietante, aunque menos conocido en esta faceta que su hermano, el pintor Balthus.