Sus formas, temas y lengua surgen como reflejo de la imagen, los gustos e intereses del propio autor. Una obra condicionada por las exigencias de brevedad, amenidad, claridad y agilidad de estilo, inherentes al periodismo dirigido a un público heterogéneo.
Crimen y Castigo está considerada por la crítica como la primera obra maestra de Dostoievski y refleja la continua dicotomía entre el bien y el mal, lo consciente y lo inconsciente, el relativismo y la ley moral.
En los cuentos de Dostoievski, no por breves menos geniales que sus novelas, aparecen algunos de los motivos recurrentes en toda su obra: estafadores estafados, avaros delirantes o ladrones raramente honrados, todo ello tratado con la vena satírica y humorística que lo ha convertido en un clásico.
«Casi siempre la máxima expresión de la felicidad o de la desgracia es el silencio».
Como el drama, el relato corto se ajusta a la perfección al proyecto literario de Chéjov: «No he adquirido una perspectiva política, ni filosófica, ni religiosa sobre la vida… Tengo que limitarme a las descripciones de cómo mis personajes aman, se casan, tienen hijos, hablan y se mueren». El genio del autor estalla en esas pinceladas, retazos de vida crepusculares, pesimistas, a veces irónicos y siempre lúcidos, reflejo de una realidad que comienza a disolverse envuelta en su mediocridad y falta de aliento.
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Francia en el siglo XIX (Neoclasismo, romanticismo, realismo, El paisaje) Impresionismo y postimpresionismo
Una de las obras más complejas y profundas de Dostoievski se adentra en los entresijos de la mente del revolucionario, terrorista y nihilista. «Aquel que vencerá al sufrimiento y al terror, y él mismo será Dios. Entonces ya no existirá el otro Dios.» Los demonios se inspira en el asesinato de un estudiante en manos de sus compañeros revolucionarios en 1869, y se concibió como una profunda crítica a los movimientos que estaban emergiendo en aquel momento. El resultado es una de las novelas más controvertidas, complejas y oscuras de Dostoievski desde que escribió Los hermanos Karamázov. Pyotr Verkhovensky y Nikolái Stavrogin son los líderes de una célula revolucionaria cuyo objetivo es derrocar el zar, destruir la sociedad y hacerse con el poder, pero cuando el grupo es descubierto e interviene la justicia, se pone a prueba nuestra propia fe en la humanidad.
Fiódor Pávlovich Karamázov, un terrateniente borracho, arbitrario y corrompido, tiene cuatro hijos: Dmitri, de carácter violento; Iván, un intelectual frío y materialista; Aliosha, el hijo pequeño, pasivo y religioso; y Smerdiakov, el hijo bastardo y resentido. La novela gira en torno a las relaciones perversas que se establecen entre el padre y los hijos hasta que éste es asesinado y su presunto asesino, Dmitri, juzgado y condenado. Odio, amor, crueldad, compasión, sentimientos radicalmente contrarios y enfrentados.
Los miserables se publicó en 1862, cuando Victor Hugo se hallaba exiliado en Bélgica tras la restauración napoleónica del Imperio. Y podría considerarse que es el exilio, la obligada falta de pertenencia, uno de los motores de la gran novela del romanticismo francés: el exilio social y psicológico gobierna la vida de Jean Valjean, un «noble bruto», un buen hombre que lucha por los que, como él, son injustamente perseguidos. Situada entre las guerras napoleónicas y la revolución burguesa de 1848, Los miserables es, ante todo, una novela épica sobre el triunfo de quienes conservan intacta su conciencia en un mundo gobernado por la pobreza.
La historia del pequeño Oliver, criado en un hospicio, empleado en una funeraria y reclutado por una banda de ladrones que él no reconoce como tales, no solo es un soberbio escaparate de celebérrimas creaciones dickensianas, sino que además resulta un magnífico y apasionante relato sobre la inocencia acosada.
El famoso novelista francés terminó su obra maestra Papá Goriot en 1834. Balzac había ya publicado las seis novelas que forman el núcleo inicial de La comedia humana; había también escrito otros importantes relatos que contribuyeron a consolidar su renombre. La maravillosa fuerza del estilo está en Balzac al servicio de una prodigiosa capacidad de observación. El atribuía este don a la diversidad de tareas que caracterizó su vida, a menudo agitada y difícil.