Un eminente investigador médico pide a una importante fundación norteamericana una ayuda de un millón de dólares para continuar los estudios que en su laboratorio se realizan sobre el desgaste de las células humanas. En cierta manera una búsqueda de las causas finales de la vejez y de la muerte. La fundación, interesada por el tema, manda allí a un investigador privado para que dé su opinión sobre el doctor y sobre el estado actual de los estudios.