El zen (Con subrayados)

En el mundo actual se van reduciendo rápidamente las distancias y el lejano oriente va resultando cada día menos lejano y nos asombra continuamente con sus realidades politicas, económicas y culturales. Ya no es algo mítico, abstracto y difuso, objeto de pura curiosidad. Es una realidad concreta y definida, que hay que tener necesariamente cada vez más en cuenta para vivir.
Tantos siglos de lejanía han hecho del oriente un extraño. Pero ese extraño y lejano Oriente, ahora en contacto con nosotros, tiene mucho que enseñarnos con sus milenarias civilizaciones. Pretender desentendernos del oriente sería un intento grotesco y necio de cerrar los ojos ante la realidad. Sería también privarnos por dejadez de algo que puede enriquecer nuestra vida, nuestros horizontes y nuestra cultura.
Esto ocurre en todos los campos; y uno de ellos importantísimo a pesar de no ser ni ruidoso ni espectacular es el de la espiritualidad. La profundidad de la filosofía religiosa india, traspuesta al sentido práctico y al estilo sobrio de los japoneses a través de un paso de muchos siglos de paso por china, ha dado lugar al zen, una de las formas de espiritualidad oriental que más tiene que decir al hombre moderno de occidente. El zen es una corriente budista que permite a muchos japoneses de hoy conjugar un dinamismo profesional, a la altura de las máximas exigencias del mundo actual, con una profunda interioridad. Quien practica el zen deja de ser esa especie de objeto indefenso, arrastrado por vientos y corrientes, sin peso propio, sin personalidad interior, en que corremos peligro de convertirnos los hombres de hoy.
¿qué es el zen? ¿cómo se practica? ¿hasta qué punto es compatible con el cristianismo? todos estos puntos aparecen tratados por Enomiya Lassalle, un occidental que ha pasado más de la mitad de su vida en japón y que practica el zen.