Carta al padre

Quizá el documento más íntimo, en el contexto general de toda su obra, escrito a los treinta y seis años por Franz Kafka haya sido “carta al padre” es un profundo y conmovedor testimonio sobre los recuerdos que la figura y la presencia del padre dejaron en el alma del niño, del joven Franz, quien después de sucesivas crisis parece recuperarse frente a una visión del mundo que es sumamente desconsoladora. Visión que lo abruma y que permea a lo largo de su trabajo literario. Carta al padre cuestiona, indaga, afirma, niega, busca sin cesar mediante el ejercicio de una intensa escritura, desentrañar los inextricables recovecos que la experiencia paterna ha dejado en el alma de un Kafka atormentado, desilusionado, pero que con un ánimo conmovedor, trata de desenmascarar y desenterrar sus fantasmas infantiles que lo agobian sin cesar a lo largo de su vida. Este intenso testimonio del género epistolar, casi abandonado hoy en día por los escritores, ha sido considerado como una de las claves más importantes para la comprensión de toda la obra de este singular escritor checo, que ha sido considerado como una de las piedras angulares de la literatura del siglo XX.