Ecología para profanos

El accidente nuclear de Chernobyl, ocurrido hace pocas semanas (marzo de 1986), da actualidad a una polémica que perturbo a los circulos científicos en los años sesenta: se ha desbordado la tecnologia, hasta el punto de que sus resultan ser sus damnificados? La ciencia como factor determinante de la historia humana tiene corta existencia, el arte la religión habian alcanzado un alto grado de desarrollo antes de que el conocimiento cientifico irrumpiera en la existencia de los hombres. Pero en los dos últimos siglos, la ciencia ha determinado la vida cotidiana de todas las gentes: dos siglos de ciencia han causado más impacto que todos los años de la era precientifica.
Hasta hace poco el hombre no había podido realizar muchos de sus sueños, por ignorancia de los instrumentos físicos; a medida que esa incertidumbre se desvanece, es más competente para diseñar sus esperanzas, su propio ser y su medio ambiente según los valores que considera más elevados. Pero no siempre el conocimiento científico va acompañado de una concepción justa de los fines de la vida; esta sabiduria es algo que la ciencia no proporciona por sí misma y, en consecuencia, el dominio científico o tecnológico no garantizan un auténtico progreso, aunque aportan uno de sus ingredientes más destacados. Esto es más evidente si se piensa en el impacto que las complejas tecnologias modernas frecuentemente confiadas a individuos inexpertos o irresponsables han producido en el medio natural.
Esta, y otras cuestiones inquietantes, relacionadas con el manejo del patrimonio natural en las sociedades industrializadas, en los países en desarrollo y especialmente en Colombia. se tratan en estas páginas, presentando realidades empiricas al lector, omitiendo deliberadamente las abstracciones y las especulaciones teóricas.