El jugador

Nadie como Fiodor Mijailovich Dostoievsky (Moscú, 1821-San Petersburgo, 1881) supo plasmar la sordidez y el autoritarismo de la rusia zarista. Sus personajes, seres atormentados económica, política y moralmente, se debaten en oscuros laberintos interiores y sucumben entrampados en los viejos dilemas que comprometen a la sociedad rusa, pero que, finalmente, engloban a toda la existencia humana: la responsabilidad por los propios actos, la conciencia del bien y el mal, el sentido de la justicia, la finitud de la vida y la trascendencia. A veces, como le sucede al protagonista de el jugador, novela publicada en 1866, el azar decide por los hombres, como si algún gran manipulador ¿dios? ¿el diablo? zel zar? ¿la Policia? moviera hilos sutiles que cambian, en un golpe de dados, el destino de las criaturas. El propio Dostoievsky fue un personaje de su propia obra: tras ser condenado a muerte en 1849 por razones políticas, a último momento fue indultado y enviado a Siberia para cumplir trabajos forzados.
Estudio preliminar de Tereda Suero. Traducción de Julio C. Acerete