El lago Baikal

En un internado rural, el niño Raabe vive una realidad sórdida, casi onírica en su primitivismo, que se prolongará en la brutalidad de su aprendizaje como picapedrero y más tarde en su peregrinación por la autopista y la ciudad hostil, en pos de la quimera de ver el lago Baikal. Ejemplo admirable de la madurez de una literatura con sólida tradición, que aúna la poesía, la crudeza y el vigor expresivo en un estilo sostenido, riguroso y envolvente, el lago Baikal revela a un narrador de primera magnitud.