El libro de los snobs

Dos autores comparten las glorias de la novela inglesa del siglo XIX. Uno es Charles Dickens (1812-1870); el otro, William M. Thackeray (1811-1863). Lo curioso es que al considerarlos como opuestos, los críticos no hacen más que unirlos con lazos históricos definitivos: ambos dan cuenta de la cara y de la cruz de una misma medalla. Si Dickens es el escritor popular, cuyas obras describen la periferia social de la inglaterra decimonónica y que el público devora en los folletines diarios, Thackeray, refinado y mordaz, es el que, desde dentro, demuele y caricaturiza a la alta sociedad victoriana, esa feria de vanidades, con la picota de su sarcasmo, Los snobs, prodigios del arribismo, tuvieron en él a su primer intérprete y observador: los sine nobilitate, que desde los medios universitarios se extendieron en todas direcciones, marcando con su reconocible sello de frivolidad y sentido del humor hasta las más insignificantes expresiones de la vida inglesa.