Iconografía del Libertador

“Iconografía”, según la segunda acepción académica, es un “tratado descriptivo, o colección de imágenes o retratos”. En este libro se prefiere que las imágenes hablen por ellas mismas.
El Libertador era dado a obsequiar a las personas de alguna importancia con retratos o miniaturas suyas; y sus tenientes (con un sentido muy actual y justo de la propaganda) hacían preceder por algún retrato del héroe su llegada a ciudades y pueblos, a las salas de los cabildos o a funciones de estado. Así, los pintores de la época, buenos o mediocres, se ocupaban en trasladar al lienzo o al marfil la imagen de quien encendía entonces la imaginación popular. Bolívar no era averso a “posar”, como dicen ahora, aunque su inquietud y su viveza fuese la desesperación del azorado retratista. Este guardaba para sí un duplicado de su obra, que después copiaba y repetía, obedeciendo las solicitudes que de todas partes le llegaban. Y así tenemos que, por ejemplo, los retratos de Bolívar debidos al pincel de Pedro Figueroa son verdadera legión.
La intención primera de esta Iconografía es la de presentar una colección amplia de los retratos del libertador pintados mientras vivía. Quedan faltando muchos de los que se tiene noticia, y cuántos más, de los considerados perdidos, que por ahí deben estar.
Se quiso, además, dar una muestra de los retratos pintados en época cercana a la muerte del héroe, y de la manera como los artistas modernos interpretan, bien unos, peor otros, la imagen de quien nos dio la independencia e intentó plasmar nuestro futuro. Fuera de ello, aquí se hallarán algunos cuadros de escenas de su vida, y de varias de sus batallas, así como otros temas detallados en el “Contenido”.