Jeanne Una mujer Don Juán

Situada en esos años ochenta que iban a ser nuestros (¿de quien?), Jeanne es una representante de aquella generación que superó, no sin dolor, el espejismo de la década prodigiosa y se halla ahora instalada de lleno en la era de Narciso. Yo me amo, tú te amas, él se ama, pero ni nosotros nos amamos, ni vosotros os amáis, ni ellos se aman: determinados proyectos colectivos no sólo se han mostrado inoperantes sino que han dejado al descubierto su feo reverso dogmático. Así, a la protagonista de esta rabiosa actual novela, le suenan igual “Revolución, Sociedad sin clases e Igualdad” que “Espíritu Santo, Inmaculada Concepción y Eucaristía”. El sueño del hombre, con mayúscula, se ha revelado quimérico; en el despertar, en esa ducha fría que es el ahora, sólo quedan hombres de carne y hueso. Y ¿qué puede hacer una mujer cardióloga con hombres de carne y hueso? Operarlos del corazón, gozarlos… o las dos cosas, que quizá sean, al menos para Jeanne, la misma. Primero, un intenso momento lleno de emoción, esperanza y también temor a lo fallido; luego, la inasibilidad definitiva de los corazones que antes -cuerpo abierto o sexo enhiesto- se le habían mostrado al descubierto.