Mahoma. Grandes Iniciados

Mahoma es un gran iniciado, el hombre que se convirtió en mito debido a la misión sobrenatural que se le encomendó. Sin embargo, en sus comienzos fue un ser humano colocado casi en lo más bajo de la escala social de los árabes, que en aquellos tiempos no gozaban de una gran prosperidad. Sus méritos iniciales fueron un gran poder de observación, la facilidad para aprender de lo que veía y escuchaba, unido a un trabajo que le obligaba a moverse en el desierto, tratando con los beduinos, los mercaderes y los extranjeros.
En las dos grandes religiones, la hebrea y la cristiana, que extendían sus pequeños templos por las arenas del desierto aprendió la biblia y los demás textos sagrados. Mientras tanto, había adquirido conciencia de que no era un simple coraichita nacido en la meca y amamantado por una beduina en Yatrib (Medina), porque los ángeles le habían limpiado del pecado original. También fueron jalonando su infancia y su adolescencia de pequeños prodigios…
Hasta llegar a la madurez. Entonces recibió las revelaciones celestiales pausadamente, con una lentitud casi angustiosa. Tardó en advertir que estaba siendo puesto a prueba. Cuando la verdad llegó a él, al profeta, debió enfrentarse a su pueblo, a pesar de saber que “ponían precio a su cabeza”. Insultos, burlas, humillaciones, golpes e intentos de asesinato probaron que había sido modelado con la arcilla de los elegidos. Mucho le costó verse rodeado de centenares de seguidores, hasta que llegó a Medina, donde pudo actuar como un jefe de estado cargado de magnanimidad.
Hasta que debió combatir por el Islam, su religión. Momentos en los que el héroe, el gran estratega, debió surgir del mismo enviado de dios… ¡Para recuperar el derecho a peregrinar a La Meca, su ciudad natal, y a la vez fraguar los cimientos de una religión universal! ¡¡Una religión que hoy profesan más de mil millones de seres humanos en los cinco continentes!