Moisés. Príncipe de Egipto

Howard Fast debió ser realmente un historiador. Pero su fantasía prevalece sobre su espíritu de investigación, y logra con cada una de sus novelas históricas una perla de fantasía, ligada a la recreación de época más inobjetable desde el punto de vista científico.
Este mérito que ha repetido en ámbitos tan variados como la Judea de los tiempos romanos, o los estados unidos durante la guerra de secesión, o la roma con los esclavos de todo el imperio formando el proletariado de la urbe fabulosa, alcanza en la novela “Moisés, príncipe de egipto” su cenit. Es que Moisés, además de ser un personaje histórico excepcional, tiene una significación muy profunda para la concepción del pueblo judío. Howard Fast ha recreado el egipto faraónico en el apogeo de su gloria, y ha sondeado las causas profundas del cisma religioso que sacudió al egipto milenario, en busca de una nueva sustentación ideológica para los oprimidos. De este modo, Moisés aparece audazmente ligado en su culto al dios único, con las peregrinas doctrinas del faraón cismático que creó el culto de Aton.
La fascinación que ese enlace otorga a la trama de esta novela, y la recreación puntual de la sociedad faraónica, otorgan a la gesta de Moisés liderando a su pueblo fuera de egipto una significación inolvidable. Quizás estemos en presencia de la novela más acabada de Howard Fast, lo cual es mucho decir.