Nadie que me acompañe

Nadie que me acompañe se desarrolla durante el período que sucede al derrumbamiento del apartheid, en los meses anteriores a la primera elección no racista en suráfrica. Es una época de transformaciones, dominada por una gran inestabilidad política y social. Las posiciones se endurecen, las pasiones afloran, los cambios se precipitan. En medio de este proceso, los exiliados regresan con aires de renovación y las vidas de todos se ven sacudidas por las nuevas circunstancias.
Este telón de fondo sirve de marco a Nadine Gordimer para contar la historia de Vera Stark, uno de los personajes más complejos y apasionados de su obra. En medio de la alegría por el regreso de hijos y amigos y de las exigencias y peligros de su actividad laboral, esta abogada que se ha dedicado a defender los derechos civiles de los negros se entrega ahora a una serena pero despiadada revisión de su vida. Revisión que la lleva lejos de la fidelidad conyugal y las obligaciones filiales, lejos de la rutina doméstica, y la deja expuesta a sus propios instintos y necesidades en un camino que tendrá que recorrer, esta vez, sola.