Nueva imagen 19 artistas Colombianos exponen su plástica. Con textos de Carolina Ponce de León, José Hernán Aguilar y Fernando Quiroz.

Volvamos a 1980. En colombia la pintura estaba en crisis, la escultura decala, el dibujo se refugiaba en unos pocos nombres. Eran los años del arte conceptual y su desmaterialización del mundo; del body art y su flagelación del cuerpo; de los happenings y su desplazamiento del museo. No sólo se habían desarrollado nuevos materiales como soporte, sino que la idea misma de “”artistico”” habia sufrido una metamorfosis radical. Por eso fue tan sorpresivo. Al comenzar los ochenta, un grupo de jóvenes nacidos entre 1950 y 1960, con una biografia similar todos fueron a la academia, todos vivieron en las mecas del arte, todos eran técnicamente impecables empezó a reivindicar lo que la generación anterior consideraba caduco. La pintura, inspirada por los vientos renovadores de la transvanguardia y el neoexpresionismo, cobró un auge como no lo tenía desde 1950, y el dibujo vio aparecer una serie de talentosos autores. En pocos años no sólo comenzaron a ganar los salones nacionales de pintura, las bienales y en algunos casos los premios del extranjero, sino a ocasionar una revolución en el mundo del arte. Las galerias que en los setenta y ochenta se vieron obligadas a cerrar o a disminuir sus actividades, renacieron con impetu. La critica, cuyo agotamiento era visible al finalizar los setenta, cobró un nuevo impulso y el público, tan desconcertado por esos años, volvió a encontrar en la pintura, el dibujo y la escultura una fuente de gozo y deleite.
Contar esa historia es el propósito de este libro. No es una crónica simple, las versiones difieren y todavia es dificil evaluar sus resultados. Pero hay algo en el aire, en los museos, en las galerias que nos anuncia otra vez el advenimiento de los grandes dias de la pintura.