Tahiti Nui

“Ten emocionante como la expedición de la Kon-Tiki”, es el juicio que, sin la menor exageración, puede hacerse sobre el fantástico viaje en balsa de la expedición francesa de la Tahiti Nui, desde Tahiti a chile y de chile a la polinesia.
Durante los delicados y difíciles preparativos para construir la balsa y dotar a ésta de los elementos de navegación, viveres y medicamentos mínimos necesarios, los osados expedicionarios recibieron las más serias advertencias de lo peligroso de la travesía con medios tan precarios, y avezados marinos vaticinaron la imposibilidad de concretar semejante aventura, y el riesgo de perder la vida en ella.
El valor inaudito y la fe en su teoría, tuvieron más fuerza que todas las opiniones científicas y técnicas y el jefe, que contaba 68 años de edad, y sus jóvenes acompañantes, no sólo recorrieron doble distancia que los expedicionarios de la Kon-TikiI, sino que tuvieron que luchar contra mayores dificultades y peligros.
Como Thor Heyerdahl, Eric De Bisschop emprendió su audaz y formidable viaje para probar una teoría etnológica, pero completamente contraria a la de su predecesor noruego. De Bisschop estaba convencido de que los numerosos paralelos culturales entre Polinesia y América del Sur, se debieron a que marinos polinesios visitaron chile y perú en la época prehistórica. Dos de los miembros del primer viaje de Eric De Bisschop abandonaron la empresa después de la primera mitad, pero su jefe y sus dos camaradas restantes, llevaron a efecto sus planes igualmente, y, por lo tanto, cuentan en su haber la envidiable experiencia de pasar no menos de trece meses a bordo de tres dis- tintas balsas, todas ellas primitivas y todas ellas con una desagradable tendencia a destruirse y hundirse. Como si esas penurias no hubieran sido suficientes, este viaje record culminó con una serie de trágicos acontecimientos y, finalmente, con la muerte del jefe de la expedición.