Territorio ancestral, rituales funerarios y chamanismo en Palmira prehispánica, Valle del Cauca

El territorio del municipio de palmira con sus páramos, montañas, colinas, llanuras y terrazas, albergó durante varios milenios prósperas poblaciones que aprovecharon esta biodiversidad, suelos y paisajes para construir sus viviendas, canales, jarillones, tumbas y caminos con los que se comunicaban con el resto del mundo prehispánico. En las fértiles tierras de el bolo floreció una de las más pujantes sociedades que ha maravillado a las culturas occidentales con sus piezas orfebres, cerámicas y líticas, convirtiéndose en polo de desarrollo regional, paralelo e independiente de la región calima en la cordillera occidental. A su vez, en las colinas con suelos rojos de la cordillera central construyeron profundas tumbas con cámaras mortuorias similares a casas con techos abovedados, a dos y a cuatro aguas, simulando vientres grávidos dando a luz vida para sus muertos. La vida, la armonía, la energía inseminadora constituyó el eje central de los rituales y vida cotidiana de sus pobladores, cuyo conocimiento fue albergado por sabedores, chamanes, mediadores y protectores de plantas, animales y de los mismos humanos. El hombre murciélago representa la dualidad de sus orígenes, semi humano y semi animal, reflejado en las máscaras empleadas en los rituales de iniciación. Esta es la magia del pasado prehispánico del municipio de palmira, cuyo desarrollo hemos querido presentar en estas páginas para que se guarde en la memoria de sus pobladores, y crezca en espiral como el caracol.