“El viajero desarrolla otra personalidad. La de viajero. Para cada viajero hay, eso sí, una sola personalidad de viajero. Yo me había olvidado de la mía. Ahora la reconozco.” Adolfo Bioy Casares
En estas cartas a su esposa y a su hija, durante un viaje por europa de agosto a diciembre de 1967, tenemos un raro atisbo de un Bioy muy personal y casi doméstico como pocas veces se ha visto, pero siempre haciendo gala de una gran ironía y de esa percepción del mundo que ha marcado toda su obra.