Desde que logra sobrevivir milagrosa, y quizás inmerecidamente, al naufragio del Titanic, David Jones sabe que tiene una deuda con la humanidad. Deuda que le será cobrada con creces a sus hijos, que acabarán enredados en todas las guerras de este siglo de catástrofes. Desde la revolución rusa hasta la conflictiva creación del Estado de Israel, pasando por las dos guerras mundiales, y demás manifestaciones de la intransigencia humana.