Hacia los años cuarenta y cincuenta del pasado siglo, el arte colombiano inicia un profundo proceso de renovación que le permitirá liberarse de las rígidas estructuras académicas vigentes y abrirse paso hacia la modernidad que avanzaba sin barreras en el mundo. Entre el grupo de artistas que en ese momento asumieron con decisión esta lucha generacional, destaca la figura de Ignacio Gómez Jaramillo.