De Esquilo solamente se conservan integras siete tragedias, tres de las cuales forman la única trilogía su perviviente. En él predomina el Destino avasallador: el hombre desaparece ante lo inexorable y lo fatal. Lo que ha dado valor permanente a la obra de Esquilo es la comprensión humana, además de ser grandiosa, emotiva y con sentido de lo trascendente.
En la mitología griega, Prometeo (en griego antiguo Προμηθεύς, ‘previsión’, ‘prospección’) es el titán amigo de los mortales, conocido principalmente por desafiar a los dioses robándoles el fuego a ellos en el tallo de una cañaheja, darlo a los hombres para su uso y posteriormente ser castigado por Zeus por este motivo. Prometeo era padre de Deucalión y abuelo de Helén.
Como introductor del fuego e inventor del sacrificio, Prometeo es considerado como el titán protector de la civilización humana.
A Esquilo se le llama con justicia “el padre del teatro nuevo”. De sus muchas tragedias se dice que escribió noventa solamente se conservan las siete incluidas en este volumen. Con estas siete tragedias, resto de la desaparición de su grande obra, le basta a Esquilo para mantener entre los modernos el prestigio majestuoso que tuvo entre los antiguos. Para los griegos fue el patriarca insuperable de las tragedias: