El lenguaje es nuestra herramienta de contacto con los demás. De su buen uso dependen el éxito en las relaciones personales, la eficacia de los mensajes de trabajo, la aprobación de las tareas del colegio y universidad y muchos otros logros de la vida cotidiana. Por eso, tanto al hablar como al escribir, nos surge la preocupación sobre el vocablo preciso, la frase correcta, el término castizo, la pronunciación adecuada, la concordancia.