En el umbral del siglo XXI, la política y la economía mundiales se encuentran en profunda crisis. Las noticias alarmantes en lo social, político y económico se multiplican. Hans Küng critica radicalmente esta evolución y muestra lo necesaria que es una orientación ética común para la política y la economía mundiales, que comprometa a todas las partes y que persiga un mundo más pacífico, más justo y humano.
No se trata de recetas fáciles, sino de impulsos concretos: la aplicación del proyecto para una ética mundial a la realidad política y económica.