Según han demostrado diversos estudios y encuestas, la necesidad de hablar en público provoca un temor incontrolable en la mayoría de las personas, aún más intenso que el miedo a la muerte. Pero esos sentimientos no necesariamente son insuperables, y existen recursos y técnicas que pueden aplicarse fácilmente para lograr la elocuencia y la claridad en cualquier exposición.