Nombrar es hacer existir: la historia de Charito construida con algunos ingredientes propios a la vida cotidiana trivial y desolada de los últimos tiempos juega a contarse gracias a ese eterno fuego de la voluntad creadora que aún nos alumbra y sostiene.
El libro pone en evidencia la convicción de que el mundo está aún (o retorna) en el estado de caos, y que la humanidad queda por hacer, que está aún (o retorna) en el estado de la bestia. La mirada juega un papel importante en el libro: muchos fragmentos son puramente descriptivos, ya se aplique al mundo real o a un universo onírico.