“A veces deploro no haber escrito sobre cuanto he visto. La memoria humana no dura mucho tiempo, y pronto se borra de ella la gran masa de recuerdos que, de persistir, harían la vida insoportable. ¿Qué hizo usted, lector, el año pasado a las once de la mañana del día 15 de agosto? No lo sabe… ¿Cómo andaba vestido usted el viernes de la última semana? Tampoco lo sabe…”
Así comienzan las memorias de Nicolás Guillén (Camagüey, 1902) que encierran en sus hermosas páginas el fervor y la persistencia de un creador excepcional. Toda una vida dedicada al ejercicio de la poesía mediante el cual ha logrado expresar las más caras aspiraciones de su pueblo y de su tiempo.