Es 1922 y los habitantes de Likóvrisi, en Anatolia, se disponen a celebrar la Semana Santa con una representación dramatizada de la Pasión. El reparto de papeles recae en el Consejo de Ancianos, que elige al joven Manoliós para encarnar a Cristo. Entretanto, los habitantes de una población cercana, arrasada por el ejército otomano, se refugian en Likóvrisi, lo que crea divisiones entre los vecinos: mientras que el pope y los Ancianos se niegan a acogerlos, los aldeanos más modestos, escogidos para representar a Cristo y sus apóstoles, acuden en su ayuda, y este acto de caridad trastocará la apacible vida del pueblo.
Esta novela es la trágica epopeya de un pueblo: los cretenses en un episodio de su secular lucha contra el dominio turco. La acción dura sólo algunos días: a comienzos de la primavera de 1889. Cristianos y musulmanes se provocan y enfrentan, porque más bien se trata de un conflicto religioso que político. Por esta razón se agudizará y cobrará su verdadero alcance durante la Semana Santa. La sorprendente figura del Capetán Miguel domina el camino de la lucha por la libertad