Los relatos reunidos en este volumen dan cuenta del enorme genio de Oscar Wilde (Dublín, 1854 – parís, 1900), una de las figuras más fascinantes y magnéticas de las letras en lengua inglesa, estandarte del dandismo, que consagró vida y obra a un proyecto común cuya máxima aspiración fue cultivar la belleza.
“No deploro ni un solo instante de los que he dedicado al placer. Lo hice plenamente, como deberíamos hacer todo lo que hacemos. No hubo placer que yo no experimentase; eché la perla de mi alma de una copa de vino; descendí por el sendero de las flautas; viví de panales de miel. Pero continuar la misma vida hubiera sido un error, pero habría sido una limitación. Debía ir adelante; la otra mitad de jardín tenía también sus secretos para mí”.
En la última recepción que lady Windermere ofrece a la alta sociedad londinense, lord Arthur Savile conocerá algo aterrador sobre su futuro; descubrirá también que la mejor forma de vencer al destino es cumplir lo antes posible sus designios.
Oscar wilde (1854-1900) es sin duda uno de los escritores anglosajones más brillantes del siglo XIX. Su única novela. El retrato de Dorian Gray (1891), que escandalizó a la sociedad de su tiempo, ha gozado de enorme popularidad desde el momento de su publicación. Es asimismo autor de cuentos escritos en una prosa exquisita reumidos en diversas colecciones.
El fantasma de canterville, que da título a este volumen, es quizás el relato breve de Óscar Wilde (1854-1900) más conocido y editado; pero también alcanzan parecido o superior nivel de calidad literaria las otras siete narraciones que completan la recopilación:
«El crimen de Lord Arturo Saville», «el natalicio de la infanta», «old bishop’s», «la esfinge sin secreto», «la piel de naranja», «el modelo millonario» y «la santa cortesana». Como señala acertadamente Peter Funke en su excelente estudio monográfico sobre el gran escritor y dramaturgo publicado en esta misma colección (LB 340), en la narrativa wildeana se aprecian con especial claridad las peculiares notas de un estilo literario en el que las virtudes y los defectos constituyen las caras de una misma moneda.
A los lectores independientes que buscan en cada libro una voz particular, los cuentos de Oscar Wilde se les quedarán grabados en la memoria por siempre. En palabras del mismo autor, son “estudios de prosa”, es decir, obras maestras en las que se conjugan la belleza del lenguaje, el sentido del humor y los sentimientos que compartimos todos los seres humanos.
En su única novela, el divino Oscar Wilde puso al día el mito de Fausto. En este caso, la víctima es Dorian Gray, un bello y presuntuoso joven a quien un amigo hace un retrato al óleo. Cuando Dorian trabe amistad con lord Henry Wotton, un cínico filósofo, este le convencerá de que sus más valiosas posesiones son su belleza y su juventud.
La trama de Dorian Gray es sencilla pero genial: el joven Dorian desea permanecer por siempre joven y bello, y que, a cambio, su retrato sea el que envejezca.
Salomé (1891) muestra, en un solo acto, una versión muy personal de la historia bíblica de Salomé, la hijastra del gobernante Herodes Antipas, quien pidió a su padrastro la cabeza de Jokanaan (Juan el Bautista) en una bandeja de plata, como recompensa por haber bailado ante él. Oscar Wilde añade al personaje de Salomé todo un argumento que trastoca la historia evangélica de Jokanaan. En la Biblia, Salomé pedía la muerte de Juan por instigación de su madre Herodías, a la que Jokanaan reprochaba convivir con Herodes a pesar de estar casada con Filipo, hermano de Herodes.