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Caucania
Dedicatoria:
A todos los vallecaucanos que tengan ojos para ver la belleza y corazón para sentir las alegrías o dolores de nuestra raza; a Guillermo E. Martínez M. quién alimento con su voz de maestro de maestro este ideal mío y a mi madre Mercedes fuente divina de todos mis pensamientos.
El autor -
Dorronsoro y María
“Mi novia era una muchachita de catorce años, fresca como los claveles de El Paraíso y tímida como una
“cuncuna” recién aprisionada. Yo era todo corazón (y asi moriré)), y ese corazón era todo, to.
do de ella. Aquella mujer tan pura y amorosa era mi sueño de los die-elocho años, vivo, encarnado por un milagro.
(En carta privada de Isaacs a Rivera y Garrido).