En el ojo del huracán desde 2017 por el escándalo de Cambridge Analytica, facebook lleva más de cuatro años intentando esquivar una avalancha de controversias relacionadas con su modus operandi. Resulta que mientras el gigante tecnológico presume de conectar al mundo, vende los datos de sus usuarios a terceros, expande la circulación de noticias falsas y sirve como altavoz de los discursos del odio, porque la única ambición de Mark Zuckerberg y Sheryl Sandberg es el crecimiento de su empresa.