Donación Botero. Museo Antioquia

Reconocido como uno de los grandes artistas del mundo, el pintor colombiano Fernando Botero despierta la admiración y el entusiasmo de quienes entran en contacto con sus obras. Naci do en Medellín, ciudad con la que mantiene no sólo un vínculo sentimental sino recurrente en las imágenes de su obra, la dona ción que Fernando Botero le hace ahora -ilustrada en este catálo go-, no tiene precedentes en la historia del país y difícilmente en la del mundo.

El gesto de Botero representa un jalonazo para convertir a Medellín en un centro artístico y cultural de primer orden en Amé rica Latina y un impulso a la recuperación de su centro: nuevas áreas peatonales, reordenamiento del tránsito vehicular y mejo ramiento de la economía informal del área. Todo esto contribuye a dar un nuevo rostro a Medellín, a su historia del arte regional y nacional, acentuado con el nuevo Museo de Antioquia, adecua do en la revitalización de un edificio de extraordinario valor artís tico para la ciudad como es el Palacio Municipal.

Ya se tuvo la experiencia de lo que representó la popular mente conocida “gorda de Botero”. Ese Torso de mujer que le devolvió al centro ciudadano un poco de la calidez perdida a lo largo del proceso de modernización, en medio de un clima de experiencia estética colectiva revelada en su conversión en pun to de encuentro y en el contacto directo a través de la caricia.

Su donación, excepcional en su amplitud y valor estético, incluye una serie de obras de artistas de alto prestigio internacional -Matta, Tàpies, Rauschenberg, Stella, Valdés, Schnabel, Sophia Vari, Mason y Sam Francis entre otros-, que tendrán efectos inimaginables en la misma producción artística local.

El regalo de Fernando Botero abre el Museo de Antioquia hacia el futuro, lo convierte en terreno de reflexión viva sobre nuestra realidad, un medio para la experiencia estética colectiva y la libre formación de la creatividad de todos los ciudadanos y en impulso definitivo para la nueva producción artística.