Fábulas y verdades

Puede decirse que el genio poético de Rafael Pombo culmina en sus fábulas y cuentos. En ese género tal vez nadie pueda, en la literatura castellana, parangonarse con él. Si bien Iriarte y Samaniego son dos fabulistas perfectos, en Pombo hay una más sutil psicología infantil y un más fino espiritu pedagógico. Desde luego, la idea original de sus fábulas y cuentos no es invención suya, como que fueron toma, dos de fuente extraña, concretamente de los famosos “Nursery tales”. Pero su adaptación les infundió nueva vida, hasta el punto de apropiárselos por derecho de conquista. La recreación y adaptación que hizo Pombo de los textos ingleses es un alarde de genial concepción y los personajes de los “Cuentos morales” y los “Cuentos pintados” no han cesado de recorrer toda la América española, viviendo en el mundo imaginativo de los niños y poblándolo con gracia de su risueña fantasia. Rin Rin Renacuajo, Michin o Doña Pánfaga poseen una propia individualidad inconfundible, irradian con una luz tan propia, que los hace tan familiares a la mentalidad de los niños como todos los personajes míticos que han salido de la pluma de los grandes cultores de la literatura infantil: La Cenicienta y Pulgarcito, Blanca Nieves y La Bella Durmiente.