Hemingway en el amor y en la guerra

Durante el verano de 1918 Agnes Von Kurowsky fue la enfermera de ojos grises que enamoraba con su belleza y ternura a los pacientes del hospital norteamericano de la cruz roja en milán. Nadie sospecho que habría de convertirse en la figura femenina que aparece en las mejores novelas de un escritor nacido para la leyenda. Agnes había dejado su país para participar en una guerra cruel, empujada, al igual que otros yanquis, por un romántico patriotismo, unos ideales humanitarios y mucho afán de aventura. Algunos como Henry Villard, habían ingresado en el hospital aquejados por enfermedades tan poco heroicas como una infección de piojos o una hepatitis. Ernest Hemingway llego con las piernas incrustadas de metralla y el talante de quien ha realizado una gesta y está llamado a la gloria. James Nagel he reunido el diario de Henry S.Villard, el de la propia Agnes y las cartas que ésta dirigió al escritor, además de la correspondencia que Hemingway mantuvo con su familia. Esta insólita historia de amor ha sido llevada al cine por Richard Attenborough. Era un reportero novato con cierta afición a la bebida, mucha apostura y un carácter encantador que a veces se tornaba borrascoso. Solo tenia diecinueve años cuando se enamoro de Agnes, y jamas pudo olvidarla.