La luz asesinada

La sorprendente, poética y conmovedora historia de un joven pintor que, después de ser atacado por dos hombres que le arrojaron ácido a la cara quedándose ciego, descubre de pronto un “mundo interior” inimaginado.
El presente libro, testimonio de una terrible experiencia real contada por su protagonista, constituye un raro ejemplo de estrecha simbiosis entre literatura y vida. Y, como tal, dejará una profunda huella en el ánimo de los lectores. Hugues de Montalembert, pintor francés de treinta y seis años, al que la vida parecía sonreírle, fue atacado una noche de la primavera de 1978 por dos desconocidos en su apartamento neoyorquino de Greenwich Village. Durante la agresión le arrojaron ácido a la cara y ya en el otoño del mismo año dependía casi por entero de su memoria visual para orientarse en un mundo amenazante, oscuro y desconocido: Montalembert había perdido la visión quizá para siempre.
Esta es la historia de su desesperada búsqueda de una curación, de una rehabilitación que al poco del suceso las evidencias médicas negaron obstinadamente; es la historia de su lento y dificultoso aprendizaje de nuevas claves y códigos de orientación en las tinieblas; de la sobrecogedora habilidad corporal para adaptarse instintivamente a un impedimento; es la historia de un conmovedor periplo por diversas partes del mundo nueva york, parís, barcelona,el pacífico sur persiguiendo una meta inalcanzable. Pero, ante todo, es la historia de un ser humano privado brutalmente de su atributo más esencial para la vida de relación y que, sin embargo, exhibió una inquebrantable voluntad para continuar viviendo y hallar un nuevo sentido a su existencia. Y en semejante ascenso de los infiernos, el amor jugará un papel primordial: Valouchka, bailarina rusa, permitirá que Montalembert, aun en las peores circunstancias, mantenga un hilo de esperanza.