La monja rebelde. De la revolución rusa al fin del nazismo

No se relatan en este libro historias de convento ni luchas por reformar la regla monástica ni murmuraciones contra la madre superiora. La rebeldía de la monja cuya vida se cuenta en estas páginas es de muy otra indole. Se trata, ante todo, de una monja ortodoxa a quien su prelado dispensa de encerrarse en el claustro para que pueda desarrollar entre las gentes su apostolado cristiano y una obra de asistencia a los desamparados y a los perseguidos, que pronto tomará dimensiones heroicas. Nacida en el sur de rusia y en el seno de una aristocrática familia de terratenientes, toma parte ya en su adolescencia en las luchas políticas de su país, y, bajo el influjo de la intelligentzia, se adscribe a un partido revolucionario. El triunfo de Lenin y Trotsky desborda, sin embargo, sus ideales progresistas aunque moderados, y se ve obligada a salir de rusia con sus hijos. En parís vuelve a sentir la llamada de dios, al que había olvidado. Vuelve a actuar como monja ortodoxa y crea uno tras otro refugios para cuantos pobres seres naufragan en las negras aguas de la revolución y de la guerra. La madre María friega los suelos, da conferencias, pide limosna, facilita pasaportes falsos a los fugitivos, da su propio pan al que tiene más hambre aún que ella… Hasta que los nazis la recluyen en un campo de concentración. Todavía allí organiza, ayuda, consuela, alivia. La vida de la madre María, desde sus primeros idealismos y fervores revolucionarios hasta su muerte en una cámara de gas, es un ejemplo de generosa entrega y de heroica renuncia. Y una lección de rebeldía perenne contra la injusticia, contra la maldad. La monja rebelde es una historia que golpea el alma del lector. La Madre María ha muerto. Pero su indomable energía puede aún, incluso desde las páginas de su biografia, remover y sacudir a los flojos de ánimo, a los condescendientes, a los cómodos.