Nostalgia boom

“Cuando yo nací, una gitana llamada Atala, le dijo a mi mamá: Huy! Va ser un sensual. Y mi mamá, a su vez, dijo que ella no recordaba haberme visto crecer, que un día cualquiera, que el día menos pensado, me había visto llegar tarde y con tal aire de independencia que le parecía que mi sitio era la calle y que tan pronto arrimaba a la casa me sentía cohibido. Que me vio frente al portón ya hecho un jayán, rodeado de la gallada del vecindario, dirigiéndolos como si yo fuera el jefe de una pandilla y que en ese instante pensó que yo ya no pertenecía a ella. Supongo que tendría algo de razón, porque cuando recuerdo esos años, ¡Oh los años treinta!, son imágenes vaporosas donde, en esas noches tropicales, siempre huíamos, siempre andábamos escondiéndonos detrás de unos matorrales o debajo de un tambo oscuro porque habíamos cometido alguna diablura. Allí permanecíamos hasta que el fresco de la noche nos secaba el sudor de la carrera. Al menos no recuerdo ningún tipo de control después de que mi papá murió.”