Siddharta

La desesperanza y desilusión que dejaron en el joven Hermann Hesse los acontecimientos de la primera guerra mundial, sus reflexiones sobre la violencia, la destrucción y la barbarie de occidente, así como sus intentos por encontrar salidas renovadoras a la condición humana llevaron al escritor alemán a explorar en lo profundo de la espiritualidad oriental. Este acercamiento se refleja en Siddharta (1922).
Esta pequeña obra maestra recupera la vida del joven buda (Siddharta Gautama) y la encarna en un muchacho que parte en búsqueda de la verdad y la perfección para luego renunciar a su vida de asceta y transitar por el camino del placer a manos de Kamala, la diosa del amor. Guiado por tres pilares fundamentales: pensar, ayunar y esperar, Siddharta se abre camino en la vida, conoce el éxito y la opulencia, en los que no se siente a gusto, e intenta suicidarse. La imagen de la muerte lo ayuda a abrir los ojos, valorar la vida y amar el mundo en toda su magnitud.
Redactada un estilo introspectivo, rico en imágenes y un lenguaje salido del corazón, Siddharta muestra la necesidad de poner en escena, para occidente, otras formas de relacionarse con el mundo y con los hombres y expresa la trascendencia y sencillez de la vida ante el hallazgo consigo mismo como camino de salvación.