Todas las criaturas grandes y pequeñas

En julio de 1937 James Herriot, su título de veterinario aún caliente en el bolsillo, se dirige hacia su primer trabajo, como asistente de un veterinario de los valles del oeste de Yorkshire. Un lugar tan bello como dejado de la mano de dios; pero con todo, debía considerarse afortunado: no era fácil, para un profesional sin experiencia, conseguir trabajo en aquella época.
Una vez instalado, Herriot comenzó a conocer a sus «clientes»: caballos y vacas, cerdos y perros. Criaturas grandes y pequeñas, seres dolientes e indefensos a los que debía atender, al principio con más voluntad que sabiduría. A través de ellos, también pudo conocer a los propietarios, gente acostumbrada a la vida dura y a luchar por el escaso dinero. Un universo entrañable, en el que el joven veterinario pudo integrarse con facilidad. Incluso formar en él una familia.
Todas las criaturas… es una obra en cierto sentido autobiográfica, Escrita con sencillez, ternura y humor, es un canto a la vida rural y casi podría decirse una declaración de amor a los animales. Una novela, en suma, deliciosa e inolvidable.