Esta inquietante novela de Tomás González es la imagen vívida de una culpa que no cesa.
En la espesura de su paraíso personal se mueve un hombre del que nunca conoceremos su nombre, pues así de intensa ha sido su obsesión por seguir con vida, pero al mismo tiempo borrarse del universo y olvidarse del género humano. Poco a poco vamos descubriendo que se encuentra arrinconado por el hastío, por la soberbia y por la intuición de que ha actuado mal.