El mundo de las naciones: El problema nacional en Marx

El estudio de Salomón Bloom es un punto de partida necesario para cualquier examen de la obra de Marx referida al problema nacional. El autor demuestra que a pesar de las limitaciones lógicas de un pensamiento situado en un momento determinado de la historia del mundo occidental, el aporte de Marx al problema nacional fue mucho más concreto que lo que generalmente se reconoció. Su actitud positiva hacia la nacionalidad era por sí misma suficiente para distinguirlo de muchos pensadores y dirigentes radicales. Su enfoque se diferenciaba por la aceptación de la nación como una entidad histórica sustancial, por una intentada conciliación de los factores nacionales y de clase en política, por una revaluación del bienestar y la devoción nacional, y por una visión internacionalista antes que cosmopolita de la organización del mundo.
Marx volvió a definir conceptos nacionales en términos socialistas. Demostró que un nacionalismo estrecho explotaba sentimientos patrióticos a fin de promover intereses especiales de clase y que el auténtico amor al país debía expresarse en una adhesión fervorosa a todas aquellas clases y fuerzas que pudieran conducir a la nación a su plena realización y a la desaparición de las clases sociales. De ahí que el patriotismo sólo podía ser verdadero si era acompañado de la lucha por asegurar la plena independencia de los demás países, si era en última instancia un sinónimo de internacionalismo.
Marx fue un internacionalista cabal no sólo porque abogaba por un sistema de relaciones mundiales cooperativas, sino más específicamente porque concebía ese sistema como la resultante o función de la interacción amistosa de las grandes naciones que estuvieran organizadas armoniosamente dentro de él.