Camino hacia la felicidad

A partir de la propia insatisfacción inherente en el hombre, éste sabe que ha sido creado como un ser capaz de tres cosas, de las que nunca tiene lo suficiente. Él quiere la vida, no para los próximos minutos, sino para siempre, y sin envejecimiento o enfermedad que la amenace. También quiere aprehender la verdad, no como una opción forzada entre las verdades de las matemáticas o de la geografia, sino que desea toda la verdad. En tercer lugar, quiere el amor, no limitado temporalmente, ni mezclado con la saciedad o la desilusión, sino el amor que es un éxtasis permanente.
En un lenguaje sencillo y práctico, el autor señala que necesitamos con urgencia restaurar en el hombre el respeto de sí mismo y darle el honor que se merece: “…Rehaz a un hombre y entonces se rehace su mundo…”.
Ésta obra trae solaz sanación y esperanza a los corazones; verdad y luz a las mentes; bondad y fortaleza a las voluntades. El espíritu será el de la caridad: el amor a dios y el amor al prójimo.